sábado, 16 de junio de 2012
TRATAMIENTO
El manejo del cáncer de
células de Merkel es controvertido y aún no existen ensayos terapéuticos
controlados para esta patología que aseguren un esquema terapéutico 100%
efectivo. En la literatura se proponen diferentes esquemas, descritos a
continuación, no obstante en la mayoría de los casos la cirugía sigue siendo la
alternativa terapéutica por excelencia. Habitualmente, se indica escisión
quirúrgica amplia radioterapia postoperatoria y se sugiere biopsia del
linfonodo centinela. En un análisis de 22 publicaciones se encontró que el
tratamiento más utilizado y que optimizó la sobrevida y la tasa de recurrencia
fue la cirugía más radioterapia. Un estudio de 38 pacientes encontró un
incremento en la sobrevida libre de recurrencia al comparar la cirugía sin radioterapia
con el tratamiento con radioterapia, 75.2% vs. 52.9% (P: 0.02).
El uso de quimioterapia coadyuvante no ha demostrado que mejore la
sobrevida y se ha visto que deteriora la calidad de vida, por lo que aún no
está clara su indicación. Para la
enfermedad local se recomienda una resección amplia con 2 a 3 cm de margen
libre, lo que muchas veces no es posible si la lesión se encuentra en zonas
especiales como cara. Se ha propuesto para este problema la microcirugía de
Mohs, la cual se ha visto que es más efectiva en el control de la enfermedad
local, además como el tumor tiende a crecer verticalmente, esta técnica permite
resecar el compromiso a profundidad (incluso músculo), permitiendo resecar la
totalidad del tumor. La microcirugía de Mohs permite reducir los márgenes a 1,5
cm. La resección linfonodal
ha demostrado disminuir la metástasis a distancia, pero no se ha establecido
aún su efecto en la sobrevida. Se ha descrito que disminuye la recurrencia de
un 65% a un 27%. Todavía se discute si es preferible optar por la biopsia del
linfonodo centinela o por la resección linfonodal electiva. La biopsia del
linfonodo centinela ha mostrado ser muy útil en la determinación del estadio de
la enfermedad, tratamiento y pronóstico. La radioterapia
postoperatoria en el lugar de la lesión primaria, en los linfonodos regionales
y en los linfonodos positivos en la enfermedad diseminada (con o sin resección
de linfonodos), disminuiría en la mayoría de los pacientes la recurrencia de la
enfermedad, y también ayudaría en los casos en que la resección total del
primario no es posible.
El uso de quimioterapia aún no
está recomendada como protocolo de tratamiento y a pesar de que algunos
cánceres de células de Merkel son quimiosensible no existen experiencias que
demuestren una real utilidad. Por otra parte, la mayoría de los pacientes son
de edad avanzada y no vulnerable a quimioterapias agresivas. Las drogas más
utilizadas son las usadas en cáncer de células pequeñas del pulmón y en tumores
neuroendocrinos. El esquema que más se recomienda en la literatura es la
combinación de carboplatino y etoposide. Otros agentes utilizados incluyen
doxorubicina, vincristina, ciclofosfamida, VP–16 y con menor frecuencia se opta
por vinblastina, con antraciclinas y 5- fluorouracilo. Los estudios se han
realizado principalmente en pacientes con enfermedad local o
locorregional.
Se han estudiado ciertos aspectos que apoyan
la no utilización de la quimioterapia en CCM:
-
La quimioterapia coadyuvante no ha demostrado
aumentar la sobrevida; un estudio mostró que la sobrevida a 4 años en un grupo
de 23 pacientes tratados con QMT fue de 42%, comparado con otro grupo de 53
pacientes que no recibió QMT en donde la sobrevida fue de 60%.
-
La quimioterapia está asociada con mortalidad
ligada a tratamiento; el reporte con mayor número de pacientes mostró muerte por toxicidad en un 3,4% y
dentro de los pacientes mayores de 65 años un 16% murió por complicaciones de
las drogas.
-
La quimioterapia implica mayor morbilidad. Al
respecto en el más grande ensayo clínico realizado, un 63% experimentó
toxicidad cutánea grave con descamación en las zonas irradiadas y un 40% de los
pacientes fue hospitalizado por neutropenia.
-
El uso de quimioterapia ha sido sugerida en
tumores biológicamente diferentes al CCM; por ejemplo el cáncer de células
pequeñas de pulmón responde a QMT, pero esta neoplasia maligna tiene
presentación, pronóstico y comportamiento diferente al cáncer de células de
Merkel.
-
Frecuentemente se observa resistencia a la
quimioterapia. Inicialmente sólo un 40 a 70% de los CCM son sensibles a la
quimioterapia con una respuesta parcial o completa.
-
El sistema inmune es fundamental para
controlar el CCM y se han observado pronósticos más deletéreos en pacientes
inmunocomprometidos.
Considerando los estadios del CCM se proponen
las siguientes alternativas terapéuticas:
-
Estadio I: Cirugía con resección amplia
mediante cirugía convencional o técnica de Mohs más radioterapia
postoperatoria. En la mayoría de los estudios se recomienda el uso de la
biopsia del linfonodo centinela. Con este esquema se ha visto una sobrevida a 5
años de 64%. La disección electiva de linfonodos es el único factor que afecta
y aumentaría la sobrevida libre de enfermedad. La radioterapia sigue siendo recomendada
para el control locorregional aunque no asegura la ocurrencia de diseminación a
distancia (36%). La microcirugía de Mohs es considerada la mejor opción del
control del primario (menos recurrencia local) y su rendimiento se optimiza si
se añade radioterapia. Se ha establecido que la recurrencia local aumenta
cuando no se han logrado márgenes adecuados y no se ha complementado con
radiación postoperatoria. En general reciben rangos de 30 a 70 Gy o de 45 a 50
Gy de radioterapia. La QMT continúa teniendo un uso experimental.
-
Estadio II: Debe considerarse la resección
quirúrgica de la lesión primaria, disección linfonodal y radioterapia (50 a 60
Gy) en el sitio del primario y en los territorios linfonodales regionales. La
quimioterapia debe ser considerada juiciosamente y sólo en pacientes de alto
riesgo.
-
Estadio III: Los órganos más afectados por
metástasis del CCM son hígado, hueso, pulmón, cerebro y piel. El tratamiento
consiste en quimioterapia (para pacientes con enfermedad generalizada o
enfermedad local avanzada), radioterapia paliativa (en hueso, cerebro y piel) y
si es posible cirugía en algunos casos6. El pronóstico de estos
pacientes es ominoso, se estima una sobrevida de alrededor de 8 meses entre el
diagnóstico y la muerte.
-
La toxicidad de los tratamientos efectuados
es reportada escasamente. En una serie de 53 pacientes tratados con cirugía,
radioterapia y quimioterapia se observaron reacciones cutáneas de grados 3 y 4,
neutropenia grado 3 y neutropenia febril. En los pacientes que mostraron
reacciones tóxicas agudas se constató una disminución en la calidad de vida. En
un estudio de 107 pacientes que sólo recibieron quimioterapia el efecto adverso
que ocurrió con mayor frecuencia fue la mielosupresión y la agranulocitopenia;
se registraron 9 muertes, de las cuales 7 fueron secundarias al tratamiento
quimioterápico de primera línea y 2 al tratamiento de segunda línea. El shock
séptico asociado a neutropenia febril fue la causa relacionada al tratamiento
más frecuente.
Se han estudiado ciertos aspectos que apoyan
la no utilización de la quimioterapia en CCM:
-
La quimioterapia coadyuvante no ha demostrado
aumentar la sobrevida; un estudio mostró que la sobrevida a 4 años en un grupo
de 23 pacientes tratados con QMT fue de 42%, comparado con otro grupo de 53
pacientes que no recibió QMT en donde la sobrevida fue de 60%.
-
La quimioterapia está asociada con mortalidad
ligada a tratamiento; el reporte con mayor número de pacientes mostró muerte por toxicidad en un 3,4% y
dentro de los pacientes mayores de 65 años un 16% murió por complicaciones de
las drogas.
-
La quimioterapia implica mayor morbilidad. Al
respecto en el más grande ensayo clínico realizado, un 63% experimentó
toxicidad cutánea grave con descamación en las zonas irradiadas y un 40% de los
pacientes fue hospitalizado por neutropenia.
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El uso de quimioterapia ha sido sugerida en
tumores biológicamente diferentes al CCM; por ejemplo el cáncer de células
pequeñas de pulmón responde a QMT, pero esta neoplasia maligna tiene
presentación, pronóstico y comportamiento diferente al cáncer de células de
Merkel.
-
Frecuentemente se observa resistencia a la
quimioterapia. Inicialmente sólo un 40 a 70% de los CCM son sensibles a la
quimioterapia con una respuesta parcial o completa.
-
El sistema inmune es fundamental para
controlar el CCM y se han observado pronósticos más deletéreos en pacientes
inmunocomprometidos.
Considerando los estadios del CCM se proponen
las siguientes alternativas terapéuticas:
-
Estadio I: Cirugía con resección amplia
mediante cirugía convencional o técnica de Mohs más radioterapia
postoperatoria. En la mayoría de los estudios se recomienda el uso de la
biopsia del linfonodo centinela. Con este esquema se ha visto una sobrevida a 5
años de 64%. La disección electiva de linfonodos es el único factor que afecta
y aumentaría la sobrevida libre de enfermedad. La radioterapia sigue siendo recomendada
para el control locorregional aunque no asegura la ocurrencia de diseminación a
distancia (36%). La microcirugía de Mohs es considerada la mejor opción del
control del primario (menos recurrencia local) y su rendimiento se optimiza si
se añade radioterapia. Se ha establecido que la recurrencia local aumenta
cuando no se han logrado márgenes adecuados y no se ha complementado con
radiación postoperatoria. En general reciben rangos de 30 a 70 Gy o de 45 a 50
Gy de radioterapia. La QMT continúa teniendo un uso experimental.
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Estadio II: Debe considerarse la resección
quirúrgica de la lesión primaria, disección linfonodal y radioterapia (50 a 60
Gy) en el sitio del primario y en los territorios linfonodales regionales. La
quimioterapia debe ser considerada juiciosamente y sólo en pacientes de alto
riesgo.
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Estadio III: Los órganos más afectados por
metástasis del CCM son hígado, hueso, pulmón, cerebro y piel. El tratamiento
consiste en quimioterapia (para pacientes con enfermedad generalizada o
enfermedad local avanzada), radioterapia paliativa (en hueso, cerebro y piel) y
si es posible cirugía en algunos casos6. El pronóstico de estos
pacientes es ominoso, se estima una sobrevida de alrededor de 8 meses entre el
diagnóstico y la muerte.
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La toxicidad de los tratamientos efectuados
es reportada escasamente. En una serie de 53 pacientes tratados con cirugía,
radioterapia y quimioterapia se observaron reacciones cutáneas de grados 3 y 4,
neutropenia grado 3 y neutropenia febril. En los pacientes que mostraron
reacciones tóxicas agudas se constató una disminución en la calidad de vida. En
un estudio de 107 pacientes que sólo recibieron quimioterapia el efecto adverso
que ocurrió con mayor frecuencia fue la mielosupresión y la agranulocitopenia;
se registraron 9 muertes, de las cuales 7 fueron secundarias al tratamiento
quimioterápico de primera línea y 2 al tratamiento de segunda línea. El shock
séptico asociado a neutropenia febril fue la causa relacionada al tratamiento
más frecuente.
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